¿SON POSIBLES LOS FINALES FELICES?

Cuando decimos “en busca del final feliz” pareciera que hacemos referencia a una búsqueda externa, que es algo que está en otro lugar y que debemos ir por él para poder conseguirlo. Sin embargo, es posible afirmar que la búsqueda es interna y tiene que ver con lograr un estado interior pleno y maduro, independientemente de la edad que tengamos. Donde las circunstancias externas no influyan, ni interfieran en esta sensación.

Para hablar de finales felices primero tendríamos que definir qué es la felicidad. Algunos dirán “ser feliz es alcanzar los objetivos que me propongo en la vida”, otros “ser feliz es sentirse pleno, en armonía y con paz interior” o habrán otros que relacionan la felicidad con el dinero y los bienes materiales. Podríamos continuar dando definiciones u opiniones de qué significa la felicidad, pero finalmente obtendríamos una lista interminable. Porque obtener una única definición que reúna todos los criterios posibles, no sería tan simple y más aún cuando se trata de un término que es absolutamente subjetivo y relativo.

Como todos sabemos la vida de un ser humano puede llegar a ser muy cambiante y compleja, por lo que las personas pueden vivir en contextos muy diferentes unos de otros: ámbito cultural, social, económico, son solo algunos a los que nos podemos enfrentar y que nos condicionan. A eso hay que sumarle las actitudes que se asumen frente a los diferentes acontecimientos. Dos personas pueden tener distintas formas de reaccionar frente a una misma situación, dada la confluencia de todos estos factores. Por consiguiente, como resultado tenemos infinitas posibilidades de experiencias y emociones que hacen imposible generalizar un comportamiento estándar ni establecer una única definición.

Lo que no podemos negar es que la felicidad es un estado interior que nos llena en todo sentido y que alguna vez en la vida hemos experimentado. Siendo niños, la felicidad era jugar y sentirse protegido por el amor de los padres. Cuando estábamos un poco más grandes, la felicidad era estar con nuestros amigos disfrutando momentos juntos e ilusionarse con esa persona ideal. Luego vendría nuestra expectativa sobre la vida en pareja y el hecho de vivir un final feliz como el de las películas “y fueron felices por siempre”… pero sucede que en las películas no cuentan la historia completa. En la vida real cumplimos nuestro objetivo de encontrar una pareja y luego en la mayoría de los casos, sigue la convivencia (que es lo que muchas veces no nos muestran sobre la vida de los protagonistas). Comienza la rutina, el día a día y con ello, los problemas que en muchas ocasiones suelen desgastar la relación y acabar con ese final feliz soñado: Los problemas individuales por los que cada uno atraviesa, más la falta de comprensión del punto de vista del otro, el poco interés de poner en práctica la comunicación, el trabajo, las familias que opinan, los hijos, la falta de tiempo, en fin, la lista de motivos se vuelve interminable.

 EL SECRETO ESTÁ EN APRENDER A ELEGIR

¿Cuántas decisiones tomamos al día? ¿Alguna vez te has puesto a contarlas? Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir estamos todo el tiempo tomando decisiones: a qué hora me levanto, qué ropa me pongo, qué quiero comer hoy, etc., etc. Hasta lo hacemos casi sin pensar en ello.

De la misma forma también podemos decidir cómo sentirnos, aunque no sea tan sencillo pues algunas veces las emociones parecen tener vida propia. Pero si nos proponemos cada día tener el control sobre nosotros mismos tendremos también el control sobre las emociones y así elegir todos los días “ser feliz” independientemente de las circunstancias por las que estemos atravesando.

SER FELIZ ES ACEPTAR Y APRENDER A VIVIR CON LO QUE NOS PASA

Podemos ver el vaso medio lleno en lugar de verlo medio vacío, teniendo la certeza y disfrutando los logros obtenidos en lugar de lamentarnos por todo lo que nos falta por conseguir.

Podemos fortalecer nuestra voluntad al levantarnos todos los días sin esperar que nuestra vida sea perfecta para ser felices por siempre.

Tenemos la capacidad de ser agradecidos, de celebrar la vida en vez de quejarnos todo el tiempo por las pérdidas sufridas y la mala suerte que nos persigue.

El sentido del humor que le pongamos a las dificultades que se nos presentan, nos hará reír y esa risa alivianará los problemas que debemos enfrentar y solucionar.

Tenemos la capacidad de elegir entre rodearnos de buenas intenciones y propósitos en lugar de dejarnos llevar a la deriva por las circunstancias sin un rumbo.

Asumir que la vida tiene sentido cuando uno toma el control sobre ella y descubrir la posibilidad de ser el protagonista en cada momento, en cada circunstancia, en cada problema.

EN BUSCA DEL FINAL FELIZ EN LA RELACIÓN DE PAREJA

Cuando decimos “en busca del final feliz” pareciera que hacemos referencia a una búsqueda externa, que es algo que está en otro lugar y que debemos ir por él para poder conseguirlo. Sin embargo, por lo mencionado anteriormente es posible afirmar que la búsqueda es interna y tiene que ver con lograr un estado interior pleno y maduro, independientemente de la edad que tengamos. Donde las circunstancias externas no influyan, ni interfieran en esta sensación.

Sin embargo, esto no significa que debemos aislarlos en nuestro propio mundo o ignorar lo que sucede a nuestro alrededor. Este tema también debe ser tratado con la pareja, expresar que necesita cada uno del otro y lo que los dos necesitan a su vez para construir una relación positiva, sacar adelante una vida en común y estar juntos en plenitud. Es decir, se debe fundamentar la relación desde lo que se conoce como “inteligencia emocional” (regular las emociones), donde se establecen cuales pueden ser los motivos de desgaste en la pareja para trabajar en ellos y aquellos que no se puedan evitar, compensarlos de alguna manera con siempre el fin de que exista siempre tranquilidad, equilibrio y compromiso mutuo de cuidar de la relación en forma conjunta.

Una relación es de dos personas y ambos tienen la responsabilidad de ser conscientes que solamente de ellos depende la construcción y el éxito del tan anhelado “final feliz”.

 

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